lunes, 15 de agosto de 2016

8 de Octubre, Concentración de Hombres Tejedores de Tenerife en La Ranilla Espacio Artesano.

Convencidos de que la lanaterapia es beneficiosa para la salud ya que, entre otras cosas, nos libera del estrés, invitamos a todos nuestros seguidores a que nos ayuden a difundir esta campaña para hombres tejedores con el objetivo de derribar el estereotipo de que tejer es cosa de mujeres.

Para ello, -siguiendo los pasos de otro movimiento  - http://www.hombrestejedores.cl - que surgió en Chile y que se han extendido por Argentina y toda latinoamérica, siguiendo por Londres, Nueva York, etc.,  el próximo 8 de octubre convocamos una concentración de hombres tejedores. Hombres que estén interesados en aprender a tejer y a terminar con absurdos clichés que lo único que consiguen es la discriminación de los géneros.



Nos parece muy interesante dejarles los siguientes vínculos publicados por El País y La Maison Bisoux sobre lo que nos ocupa en este post.


http://verne.elpais.com/verne/2016/06/07/mexico/1465255516_525908 (Muy interesante porque habla del proyecto de @hombrestejedores).



De este último nos permitimos hacer un "copia y pega" de lo que piensan algunos tejedores:

"Os dejo con sus respuestas, que son interesantes, reveladoras y divertidas:
1. Tejer, comer, beber, vivir, amar. No hay que poner barreras a nada, ¿por qué una mujer puede y un hombre no?, ¿por qué un hombre puede y una mujer no? Por mi parte, tejer es una manera de expresar algo que llevo dentro y nada más, no me cuestiono el porqué.
2. A veces tengo que ir a trabajar a Madrid y siempre que puedo voy en AVE. Me siento y me rodean más personas, casi siempre todos ejecutivos. Su ritual siempre es el mismo: bajan la bandeja, sacan sus portátiles y empiezan a trabajar. Yo saco mi ganchillo y me pongo a tejer. A veces miro su reacción, por curiosidad. Casi siempre las caras son: “¿Qué hace ese?”. Otras os aseguro que son pura envidia.
1. Durante el tiempo que llevo en este mundo de aprendizaje artístico he conocido cuatro grupos de tejedores en los que suelo participar en sus quedadas en la ciudad. Ser hombre o mujer hoy en día no diferencia más que el producto que creas, cuando le das tu propia personalidad. Las mujeres te aceptan como uno más del grupo, participando en conversaciones interesantes, nada triviales.
1. Para mí, es como tener otro hobby cualquiera. Me gusta, me relaja, me aporta la satisfacción de hacer algo bonito y útil con las manos… Es cierto que es una actividad de las consideradas “femeninas”, pero ese es el punto de vista de otras personas, no el mío. Aprendí a hacer ganchillo en el colegio, en EGB, y allí no se consideraba raro que un chico tejiera.
2. Dejando de lado la primera reacción de extrañeza de las personas de mi entorno inmediato hasta que se acostumbran, las situaciones más curiosas han sido protagonizadas por gente que no teje. La primera vez que tejí en público, hubo algunos comentarios de gente que pasaba por donde estábamos, pero en general no eran comentarios ofensivos, sino más bien fruto de la curiosidad y de la sorpresa de ver a un hombre tejiendo. En mi caso, no he vivido ninguna escena desagradable, sólo un poco impertinente como mucho.
Por otro lado, parece que el ser un hombre que teje hace que algunas tejedoras sean más indulgentes con lo que haces. He notado a veces un cierto “maternalismo” en ellas hacia ellos en foros de Internet, aunque no puedo decir que lo haya notado hacia mí.
Luego está mi pelea personal para que se “desfeminice” el mundo “tejeril”: normalmente, siempre que se habla del tema se habla de “tejedoras”, las revistas y libros que se publican, excepto en algunos casos, están dirigidas a mujeres (aunque haya patrones para hombres). Pero cada vez somos más, y con el tiempo supongo que las cosas irán cambiando.
He recordado algo que me pasó, relacionado con ser un hombre que teje. Estábamos en nuestro encuentro semanal en Llanàrium, cuando entraron una madre y su hija ya mayor de edad, se acercan a nosotros y la madre pregunta: “Estáis tejiendo?”, y a continuación añade: “Es que he visto a los chicos tejiendo y he pensado, qué gracia, vamos a ver”. Y nosotros allí aguantando como los monos en el zoo…
1. Para mí es algo que me hace sentir, por así decirlo, algo diferente. Ver que es una cosa que no suelen hacer los hombres hace que en cierto aspecto puedas llegar a esa conclusión, de parecer distinto. Viendo los resultados del trabajo que se hace y el bienestar y relajación que aporta el realizarlo, te preguntas por qué otros hombres lo consideran como algo raro. Creo que más gente debería probarlo. Seguro que mucho estrés desaparecería si la gente conociese el beneficio de tejer.
2. La situación general es ver la expresión de la gente al saber que me dedico a eso. Sobre todo cuando hablas con mujeres que también lo hacen. En un principio siempre se quedan con el asombro, casi sin creérselo, pero poco a poco las vas convenciendo y su forma de tratarte cambia por completo. Donde más lo noto es cuando voy a las tiendas de lanas. Te ven comprar y no te dan mucha importancia, pero cuando saben que eres tú el que hace las cosas, te atienden de una forma muy diferente, trato que a las clientas (femenino) no se lo dan. Normalmente siempre suele haber gente tejiendo donde compro las lanas y cada vez que aparezco, dejan la labor y todas están pendientes de lo que voy hacer y siempre insisten en que una vez lo tenga terminado, me pase por la tienda a enseñárselo. Creo que me tratan mejor por ser hombre. Ese trato no lo tienen las mujeres que suelen comprar.
David, de ChiquiPork
1. Pues sinceramente no creo que sea diferente a ser una mujer que teje. Con el paso del tiempo, cada vez vemos más representación de hombres en profesiones, hobbies o situaciones que generalmente atribuíamos a mujeres. Y al revés igual. r. ¡Arriba los hombres tejedores!
2. Nada destacado en realidad, aunque es cierto que algunos seguidores de la página, generalmente mujeres por cierto, se han sorprendido al saber que detrás de ChiquiPork hay un hombre. Es verdad también que he recibido más de un mensaje del tipo:
-“¡Hola guapa! Me encanta lo que haces, …”
Me hace gracia cuando les digo:
-“¡Muchas gracias!, pero me llamo David…
Se disculpan, pero la verdad es que no me molesta en absoluto."



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